martes, 26 de agosto de 2008

Balmoral

Loquillo ha vuelto este año sin su banda de rock and roll, aquella de la que tanto presumía en la mítica “Ritmo del Garaje”; Los Trogloditas. Ha sacado en 2008 un álbum titulado “Balmoral” al que los críticos musicales han puesto, en general, bien o bastante bien. Me lo creo, es un profesional de esto y seguro que se ha rodeado de un gran equipo de músicos y compositores para encarar esta nueva etapa de su carrera.

Sin embargo muchos de sus fans no han comprado el disco. No solo porque ahora uno se lo baja y santas Pascuas o por el lógico descenso de la clientela tras treinta años en la brecha, sino también porque que lleva tres décadas vendiendo fidelidad a sus orígenes, amigos y a los miembros de una banda que fue grande.
En este 2008, año en el que Loquillo ha traicionado definitivamente a Los Trogloditas, al igual que antes lo hizo con el rock and roll jugando a ser una especie de cantautor o moderno mecenas de poetas. Ahora pretende ser un crooner robándole cuota de mercado a su querido Jaime Urrutia, antiguo vocalista de Gabinete Caligari.
Está en su derecho como artista de reinventarse, luchar por un hueco en la industria o querer mantener un determinado nivel de vida e ingresos. También lo estamos quienes hemos decidido dejar de comprar sus discos o, simplemente, de escucharle cuando le pinchan por la radio.

Me quedo con Los Rebeldes; sin la fama ni la aureola de la que gozaron tanto como el propio Loquillo, siguen haciendo lo que saben, rock and roll cincuentero, tocando en las pequeñas plazas de los pueblos las mismas canciones que un día tocaron en polideportivos, campos de fútbol o plazas de toros. Los Rebeldes, que sacan nuevo disco la semana que viene, en una compañía enanísima, son el gran ejemplo para los que ya no creemos en el rock and roll.

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